Hablarse con dureza: ¿por qué nos tratamos peor cuando más lo necesitamos?

¿Por qué nos hablamos con dureza en los momentos difíciles?

Hablarse con dureza es un patrón común que muchas personas experimentan, especialmente en momentos de estrés o crisis emocional. En lugar de brindarse apoyo, se reprochan errores y refuerzan pensamientos negativos.

Este comportamiento suele tener su origen en experiencias pasadas y heridas emocionales no resueltas. Muchas veces, la autocrítica extrema surge como un mecanismo de control, basado en la idea errónea de que ser duros con nosotros mismos nos ayudará a mejorar.

El impacto de hablarse con dureza en la salud emocional

Cuando el diálogo interno es constantemente negativo, tiene consecuencias directas en el bienestar mental y emocional:

  • Aumento del estrés y la ansiedad: Un tono autocrítico genera mayor tensión y reduce la capacidad de afrontamiento.
  • Baja autoestima: Escuchar una voz interna que nos desvaloriza afecta la percepción que tenemos de nosotros mismos.
  • Procrastinación y bloqueo emocional: En lugar de motivarnos, la autocrítica excesiva nos paraliza y dificulta la toma de decisiones.

El papel de la alta sensibilidad en la autocrítica

Las personas altamente sensibles (PAS) tienden a experimentar las emociones con mayor intensidad, lo que las hace más propensas a la autocrítica. Pueden percibir el juicio externo con mayor profundidad y, en consecuencia, interiorizarlo como una forma de autovalidación.

Este patrón se refuerza con pensamientos como:

  • «No puedo permitirme cometer errores».
  • «Si no lo hago perfecto, no valgo lo suficiente».
  • «No merezco compasión por haber fallado».

Sin embargo, este tipo de creencias no reflejan la realidad. En lugar de ayudarnos, nos alejan del bienestar emocional.

Cómo transformar la autocrítica en autocompasión

Cambiar el diálogo interno requiere práctica, pero es un paso esencial para mejorar la relación con uno mismo. Algunas estrategias efectivas incluyen:

  1. Identificar la voz autocrítica: Observar los momentos en los que aparece y cómo afecta el estado de ánimo.
  2. Cuestionar los pensamientos negativos: Preguntarse si realmente son ciertos o si están basados en una percepción distorsionada.
  3. Sustituir la autocrítica por compasión: Hablarse con el mismo respeto y empatía que se ofrecería a un ser querido.
  4. Practicar la autovalidación: Reconocer los logros y capacidades personales, sin depender de la aprobación externa.

Conclusión: aprender a tratarse con amabilidad

Hablarse con dureza no nos hace más fuertes ni más capaces. Al contrario, dificulta el crecimiento personal y aumenta el malestar emocional. La próxima vez que tu voz interna sea crítica, detente y pregúntate: ¿Le hablaría así a alguien a quien amo?. La clave está en cultivar la autocompasión y recordarnos que todos merecemos amabilidad, especialmente en los momentos difíciles.

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